Philip K. Dick (PKD para los "amigos") es un escritor de sobras conocido para los aficionados al género de ciencia ficción. Por cierto, él siempre ha querido ser un escritor de literatura general reconocido, pero escribía "novelitas" de ciencia ficción para poder comer y, supongo, porque tampoco se le daba tan mal. Acusado de escribir en algunas ocasiones bajo los efectos de las drogas, escritor maldito para algunos y una auténtica figura de culto para muchos, Dick es sobre todo controvertido, de ideas poco convencionales y como él ha afirmado en alguno ocasión muy propenso a meterse en líos. Asolado por numerosos traumas desde su infancia, comenzando por la muerte a las cinco semanas de su hermana gemela posiblemente por negligencia de sus padres, y con una agitada vida amorosa acumuló ideas originales y extrañas sobre la religión, hasta el punto de postular la existencia de una criatura divina a la que llamó Cebra. En su novela Sivainvi, posiblemente autobiográfica, expone sus ideas sobre esta identidad y él mismo aparece como personaje, además desdoblado, como Philip K. Dick y Lovehorse Fat, traducción de su nombre del griego al inglés y de su apellido del alemán también al inglés. Acuciado por crisis psicóticas y sueños variopintos a los que daba el poder de un oráculo, Dick llegó a afirmar que él compartía su vida en dos mundos paralelos, el nuestro y otro en el que el Imperio Romano nunca cayó y en el que él era un cristiano de nombre Tomás. Estas ideas las expone en su novela El hombre en el castillo en la cual uno de los protagonistas pasa momentáneamente de su mundo en el cual el eje había ganado la segunda guerra mundial a otro en el que, al igual que en el nuestro, esto no había sucedido así. También resultó polémica su intervención en la convención mundial de ciencia ficción de Metz, Francia, en 1977 en la que afirmó:
"[...]Algunos de ustedes saben, estoy seguro de ello, que mi
novela El hombre en el castillo utiliza este tema. En esta novela hay un mundo
paralelo en el cual Alemania Japón e Italia ganaron la Segunda Guerra Mundial.
En un momento determinado, uno de los protagonistas, el señor Tagomi, es
transportado a nuestro mundo, aquel en el cual las fuerzas del Eje perdieron.
Permanece en nuestro universo un lapso de tiempo muy breve, luego se ve
proyectado a su punto de partida, aterrorizado, inmediatamente después de darse
cuenta de lo que ha ocurrido... y evitará volver a pensar en ello ya que todo ha
sido para él una experiencia profundamente desagradable. Como japonés, este
encuentro ha sido con un universo peor que su mundo cotidiano. Para un judío, y
por razones evidentes, el nuevo mundo sería infinitamente mejor.
En El hombre en el castillo no explico realmente por qué o cómo el señor
Tagomi se ha deslizado a nuestro universo; simplemente, se sentó en un parque y
estudió atentamente una joya moderna hecha a mano, con un diseño abstracto.
Concentró fuertemente su atención y cuando alzó de nuevo los ojos se hallaba en
otro universo. Si no doy ninguna explicación a este acontecimiento es porque no
tengo ninguna solución, y desafío a cualquiera, escritor, lector o crítico, a que den
una. No puede existir ninguna por la simple razón de que todos sabemos muy bien
que un tal concepto es tan solo una premisa de ficción; ninguna persona
mentalmente sana pretenderá ni siquiera por un instante que una fantasía así
pueda existir en la realidad. Pero pretendemos lo contrario por el simple placer del
juego. Entonces, si los mundos paralelos existen, ¿cómo están conectados, si se
descubre que están realmente conectados los unos a los otros? Si se trazara un
mapa de estos universos, mostrando su localización, ¿a qué se parecería ese
mapa? Por ejemplo (pienso que es una cuestión muy importante): ¿acaso están
absolutamente desgajados los unos de los otros, o acaso se superponen? Porque,
si existe superposición, entonces problemas tales como «¿Dónde existen?» y
«¿Cómo se pasa del uno al otro? admitirían posibles soluciones. Yo digo
simplemente que si estos universos existen, si se superponen realmente, es
posible que vivamos verdaderamente, literalmente, en varios mundos a la vezgrados distintos, a cada momento del tiempo. Y aunque nos veamos los unos a los
otros viviendo, caminando, hablando, algunos de nosotros quizá habiten porciones
relativamente más grandes de lo que se podría por ejemplo llamar el Universo
núm. 1; algunos otros de entre nosotros vivirían entonces una mayor porción del
universo núm. 2, la pista núm. 2 si ustedes quieren, y así sucesivamente, y no
serían simplemente nuestras impresiones subjetivas del mundo las que diferirían,
sino que habría una mezcla, una superposición de varios mundos dando como
consecuencia diferencias objetivas y no subjetivas. Las diferencias entre nuestras
percepciones serían la resultante de este estado de hecho. Añadiré esta
fascinante proposición: puede que algunos de estos mundos superpuestos se
hallen en trance de morir, de remontar el eje lateral del que hablaba, mientras que
otros se dirigen hacia zonas de mayor realidad. Estos cambios tendrían lugar
simultáneamente fuera del tiempo lineal. Estamos hablando aquí de un proceso
que es una transformación, una especie de Metamorfosis. Rematada de forma
invisible pero muy real. Y muy interesante. [...]"
novela El hombre en el castillo utiliza este tema. En esta novela hay un mundo
paralelo en el cual Alemania Japón e Italia ganaron la Segunda Guerra Mundial.
En un momento determinado, uno de los protagonistas, el señor Tagomi, es
transportado a nuestro mundo, aquel en el cual las fuerzas del Eje perdieron.
Permanece en nuestro universo un lapso de tiempo muy breve, luego se ve
proyectado a su punto de partida, aterrorizado, inmediatamente después de darse
cuenta de lo que ha ocurrido... y evitará volver a pensar en ello ya que todo ha
sido para él una experiencia profundamente desagradable. Como japonés, este
encuentro ha sido con un universo peor que su mundo cotidiano. Para un judío, y
por razones evidentes, el nuevo mundo sería infinitamente mejor.
En El hombre en el castillo no explico realmente por qué o cómo el señor
Tagomi se ha deslizado a nuestro universo; simplemente, se sentó en un parque y
estudió atentamente una joya moderna hecha a mano, con un diseño abstracto.
Concentró fuertemente su atención y cuando alzó de nuevo los ojos se hallaba en
otro universo. Si no doy ninguna explicación a este acontecimiento es porque no
tengo ninguna solución, y desafío a cualquiera, escritor, lector o crítico, a que den
una. No puede existir ninguna por la simple razón de que todos sabemos muy bien
que un tal concepto es tan solo una premisa de ficción; ninguna persona
mentalmente sana pretenderá ni siquiera por un instante que una fantasía así
pueda existir en la realidad. Pero pretendemos lo contrario por el simple placer del
juego. Entonces, si los mundos paralelos existen, ¿cómo están conectados, si se
descubre que están realmente conectados los unos a los otros? Si se trazara un
mapa de estos universos, mostrando su localización, ¿a qué se parecería ese
mapa? Por ejemplo (pienso que es una cuestión muy importante): ¿acaso están
absolutamente desgajados los unos de los otros, o acaso se superponen? Porque,
si existe superposición, entonces problemas tales como «¿Dónde existen?» y
«¿Cómo se pasa del uno al otro? admitirían posibles soluciones. Yo digo
simplemente que si estos universos existen, si se superponen realmente, es
posible que vivamos verdaderamente, literalmente, en varios mundos a la vezgrados distintos, a cada momento del tiempo. Y aunque nos veamos los unos a los
otros viviendo, caminando, hablando, algunos de nosotros quizá habiten porciones
relativamente más grandes de lo que se podría por ejemplo llamar el Universo
núm. 1; algunos otros de entre nosotros vivirían entonces una mayor porción del
universo núm. 2, la pista núm. 2 si ustedes quieren, y así sucesivamente, y no
serían simplemente nuestras impresiones subjetivas del mundo las que diferirían,
sino que habría una mezcla, una superposición de varios mundos dando como
consecuencia diferencias objetivas y no subjetivas. Las diferencias entre nuestras
percepciones serían la resultante de este estado de hecho. Añadiré esta
fascinante proposición: puede que algunos de estos mundos superpuestos se
hallen en trance de morir, de remontar el eje lateral del que hablaba, mientras que
otros se dirigen hacia zonas de mayor realidad. Estos cambios tendrían lugar
simultáneamente fuera del tiempo lineal. Estamos hablando aquí de un proceso
que es una transformación, una especie de Metamorfosis. Rematada de forma
invisible pero muy real. Y muy interesante. [...]"
Además, el escritor mexicano Roberto Bolaño afirmó de Philip K. Dick que era a los paranoicos lo que Lord Byron a los románticos.
Sobre su relación con las drogas valgan aquí sus propias palabras del epílogo de su novela A scanner darkly (Una mirada en la oscuridad), 1977, protagonizada por un policía de paisano que al investigar el origen de una droga nueva y altamente destructiva se mete tanto en su papel de drogadicto que no acaba por diferenciarse de uno de ellos:
Sobre su relación con las drogas valgan aquí sus propias palabras del epílogo de su novela A scanner darkly (Una mirada en la oscuridad), 1977, protagonizada por un policía de paisano que al investigar el origen de una droga nueva y altamente destructiva se mete tanto en su papel de drogadicto que no acaba por diferenciarse de uno de ellos:
Esta novela se ha referido a varias personas que sufrieron un castigo excesivo por lo que habían hecho. Deseaban gozar de la vida, pero eran como niños jugando en la calle. Veían a sus amigos morir uno a uno - atropellados, mutilados, destruidos -, pero ellos seguían jugando. Todos nosotros fuimos realmente felices durante algún tiempo, por muy terriblemente breve que fuera. El posterior castigo superó todo lo imaginable: no podíamos creerlo por mucho que lo viéramos.[...]
Esta novela está dedicada a todos sus amigos que murieron a causa de las drogas.
Decir también que Philip K. Dick (1928 - 1984) tiene su propio premio de ciencia ficción desde 1984 y se concede a la mejor novela original publicada en USA. Tim Powers, William Gibson, Rudy Ruker, Robert C. Wilson y Richard Morgan lo han ganado entre otros.
Por último decir que la fama de Dick ha transcendido el papel y ha saltado a la gran pantalla en multitud de ocasiones con adaptaciones más o menos conseguidas (y algunas totalmente fallidas).
Las películas basadas en cuentos o novelas de PKD son las siguientes:
Blade Runner, Ridley Scott 1982 basada en ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?
Desafío total, Paul Verhoeven 1990 basada en el cuento Podemos recordarlo todo por usted.
Asesinos cibernéticos, Christian Duguay 1995 basada en el relato La segunda variedad.
Infiltrado, Gary Fleder (2002, 2004) basada en el cuento Impostor.
Minority Report, Steven Spielberg (2002) basada en el cuento El informe de la minoría.
Paycheck, John Woo 2003 basada en el cuento La paga.
Una mirada en la oscuridad, Richard Linklater 2006 basada en la novela Una mirada en la oscuridad.
Next, Lee Tamahori 2007 basada en el cuento El hombre dorado.
He leído por ahí que si Dick hubiera sido verdaderamente un paranoico habría sido incapaz de realizar una obra literaria de cierta complejidad. Un paranoico, por ejemplo Leopoldo Panero, es capaz de escribir algún poema, de gran belleza sin duda, pero no una obra que requiere un desarrollo más o menos coherente como es una novela.
ResponderEliminarOtra cosa que te quería comentar es ese halo de malditismo que acompaña a algunos escritores americanos de posguerra. Digamos que son autores fronterizos, muy vinculados al mundo de las drogas y a lo que luego se llamó cultura new age. No me hagas mucho caso porque desconozco bastante el asunto. Lo que quería plantearte es si esta vinculación de cierto prestigio le ayudó a superar la consideración general algo peyorativa que se tiene de los autores de ciencia ficción. Vamos, que se le empezó a tratar como a un autor “serio”.
Entre las películas que nombras no está una bastante reciente titulada “Your name here”. Ciertamente no está basada en una novela de Dick sino en la propia vida del autor, eso sí, con nombre falsificado: William J. Frick. La protagoniza Bill Pullman y por lo que he visto tiene un aliciente añadido: la protagonista femenina es Tracy Lords, mítica estrella del porno pasada al cine convencional para desesperación de sus seguidores (que eran legión).
Juan
Por cierto, creo que en USA nunca fue un escritor de prestigio fuera del fandom (los aficionados a la ciencia ficción, entre los cuales tampoco es que fuese muy considerado pues sólo le dieron un premio Hugo, que se da por votación popular en la Worldcom, y que por ciertofue a El Hombre en el castillo. En cambio en Francia es todo un escritor de culto (ya sabes, en Europa todo es distinto). Escribió varias novelas de literatura general, entre ellas una que tengo pendiente para leer que tiene el curioso título de Confesiones de un artista de mierda.
ResponderEliminarNo sabía lo de la película sobre la vida de Dick. Y sí, conozco a Tracey Lords de mi juventud/adolescencia.