Para aquellos que siguen mostrándose escépticos sobre las bondades de la literatura bernhardiana debo anunciarles que “El frío” apenas tiene 130 páginas de sufrimiento. Y uno, que en el fondo es un ingenuo voluntarista, considera que después de leer esta obra terrible pero con la misma capacidad envolvente que suele mostrar Bernhard, algún tertuliano que desconfía de literaturas demasiado intelectuales acabará por acercarse al resto de esta autobiografía. Por que eso es “El frío”, la última parte de la autobiografía del escritor austriaco, eso sí, apenas llega a la primera juventud del autor. De una forma u otra “Tala” y “El sobrino de Wittgenstein” podrían considerarse autobiográficas pero son obras aisladas, nunca Bernhard completó esos cinco primeros volúmenes, las “memorias de un niño de izquierdas” como dice Azúa.
Ya comenté que he leído “Un niño” y me pareció espléndido. Empieza casi en tono humorístico, con un chavalín de apenas ocho años que decide recorrer en bicicleta los 36 kilómetros que separan su pueblo de Salzburgo. Las consecuencias serán bastante desastrosas pero esas primeras páginas tienen una levedad, un tono lúdico pese al lamentable fracaso, que parecen anunciar algo que no es. El tono se irá oscureciendo y adivinamos pronto los rigores de una sociedad que se aproxima al nazismo.
“El frío” se inicia con una cita de Novalis, “Toda enfermedad puede llamarse enfermedad del alma”. Vuelvo a citar a Azúa (todavía no he leído “El frío”): “Bernhard odia a los fuertes, a los poderosos, a todos aquellos cuya salud les convierte en verdugos inconscientes”; nuestro hombre escribe para los tullidos, los enfermos como él mismo, es decir la práctica totalidad de la humanidad. De ahí la cita de Novalis, todos somos unos enfermos a los que algo nos ha sido amputado a lo largo de nuestra vida.
Ciertamente se están haciendo consideraciones que van más allá de los problemas físicos pero la obra se centra en la enfermedad, tuberculosis creo, que sufre Bernhard. Y le va a dar ocasión de explayarse en su odio contra la clase médica como institución de poder. Probablemente me equivoque y no tenga nada que ver, sin embargo me vino a la cabeza al leer la reseña el último episodio de la estupenda película de Nanni Moretti “Caro diario”. Recuerden la odisea del protagonista, de médico en médico, en un recorrido kafkiano hasta que es descubierto el origen de su persistente y molesta flema.
Estoy convencido de que lo ideal para introducirse en la literatura de Bernhard es empezar por su autobiografía, puede que anime a entrar en un universo de marginales y desechos humanos que habitan la obra de este hijo nada predilecto de Salzburgo.
Una cosa más, entre esas fisuras que arrastra Bernhard y que es recurrente en toda su biografía está la de ser un hijo bastardo. La figura de su padre siempre está presente aunque sin aparecer nunca. Me imagino a Bernhard, anarquista visceral, contestando al estilo de Lee Marvin en “Los profesionales” cuando algún estúpido le llamara bastardo: “Puede ser. Pero en mi caso solo es un problema de nacimiento. En cambio, usted se ha hecho a sí mismo”.
Juan
Deduzco por las palabras de Juan que tal vez se refiera a mí cuando habla de "escépticos". Lo primero decir que me supone un alivio saber que son sólo 130 páginas (yo me había imaginado del orden de las 400, porque ya se sabe que cuando uno empieza a hablar de sí mismo...). Pero en serio, no he leído nada de Bernhard y por eso no me siento capacitado para opinar. Reconozco que los prejuicios no son nada buenos a la hora de conocer a un autor nuevo así que intentaré apartarlos. También debo reconocer que Sillitoe me gustó aunque a priori no lo hubiese elegido. Pero ahí está, creo la gracia de la tertulia y como buen jugador pienso seguir las reglas del libro y ya que voy a leer a Bernhard espero también disfrutarlo.
ResponderEliminarMuy buena la foto. Bernhard contemplándose a sí mismo, una clara alusión al tema autobiográfico del libro propuesto para una tertulia. ¿Pues qué es si no una autobiografia? La contemplación de uno mismo en la distancia del tiempo.
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