martes, 3 de marzo de 2009

Javi nos da su opinión sobre El hombre en el castillo


Durante la tertulia intenté justificar un poco la elección del autor del tema de la novela: la existencia de distintos mundos paralelos y la posibilidad de acceder a ellos. Como nos cuenta el propio Dick en el extracto de la conferencia que dio en la convención de Metz, publicado en este mismo blog, no tiene ni idea de cómo interaccionan estos universos, pero tal vez una persona pudiese pasar parte de su tiempo entre los dos, en una especie de vida partida. El mismo Dick llegó a creer (al menos su leyenda así nos lo cuenta)que vivía entre dos de esos mundos. Aparte de todas estas consideraciones voy a hablar solamente de literatura.
El hombre en el castillo me parece la obra de más calidad del autor, así como una de las mejor acabadas. La elección del momento histórico con el que definir la ucronía: la victoria del Eje en la segunda guerra mundial no es original de Dick. Podemos encontrar esta circunstancia en la novela corta de Kornbluth "Two dooms" de 1977 o en el "Cuerno de caza" del inglés Sarban de los años sesenta. Supongo que a los escritores anglosajones (y a la gente en general) les fascinará pensar qué hubiese pasado en caso de perder la guerra, dando pie a todo tipo de fantasías de tipo sádico y catastrófico. Supongo que es similar a que los escritores españoles se planteasen un resultado distinto en la guerra civil (cosa que ya se ha hecho con el libro Franco: un historia alternativa).
Hablando propiamente de la novela que nos ocupa, decir que como es habitual en Dick, está protagonizada por personajes grises en una sociedad autoritaria e implacable: el sumiso Childan que pesa a todo defenderá en un alarde de orgullo patriótico la cultura americana, el siempre correcto Tagomi apegado a las tradiciones japonesas y constreñido por siglos de cultura casi inmovilista, el asesino alemán disfrazado de camionero italiano Cinnadella dispuesto a cumplir con su objetivo sin cuestionar sus órdenes, la desordenada Juliana que pesa a todo es capaz de vislumbrar la verdad aunque no se explica su necesidad de tener siempre a un hombre a su lado, el judío Frink señalado por la muerte por una simple cuestión de nacimiento más que de religión...
Dirigiendo la vida de todos ellos dos libros: el I Ching al que prácticamente son adictos y La plaga de la langosta, que como un faro recién encendido en medio de una tempestad supone una leve esperanza para todas esas vidas tristes. Pero como descubre Jualiana al final de la novela en el esperado tête à tête con Abendsen, el I Ching, el oráculo milenario, ha sido el que realmente ha guiado la mano de Abendsen cuando escribía su novela. La plaga de la langosta es el evangelio que predica la existencia de otro mundo, de uno en el que ya no tendrían que ser vasallos o criados de japoneses o alemanes, un mundo en el que posiblemente vivirían mejor. Por tanto si La plaga de la langosta es el evangelio, Abendsen, el escritor, es el profeta/evangelista/apóstol y elvea a la categoría de Dios al inspirador: el I Ching.

2 comentarios:

  1. Planteas un aspecto sobre el que tenía intención de hablar en mi comentario. ¿Verdaderamente supone una esperanza, un alivio, la existencia real de un mundo en el que los aliados ganaron la guerra? Si aceptamos el hecho de que dos personas no pueden vivir en dos mundos a la vez necesariamente uno de los mundos ha de ser falso ¿Cómo resolvemos este problema? Si Dios en forma de I Ching revela la verdad a Juliana tal vez ésta, como una especie de Truman (Véase El show de Truman) anticipada pueda plantearse el acceso al mundo real.

    ResponderEliminar
  2. No necesariamente uno de los mundos puede ser falso, el propio Dick habla de la coexistencia e incluso de la posibilidad de viajar de uno a otro, como Tagomi. De hecho, el escritor norteamericano Clifford D. Simak en su novela Un anillo alrededor del Sol describe la situación como toda una miríada de mundos alternos situados en una especie de circunferencia como si de la esfera de un reloj se tratase, de manera que cada posición de las manecillas marcase la situación de uno de estos mundos, e incluso en esta misma novela se puede pasar de uno a otro quedándose extasiado contemplando una peonza girar (tal cual amuleto en el caso de Tagomi). Y sí, Un anillo alrededor del Sol es anterior a El hombre en el castillo. De todas formas, si Tagomi puede pasar de un mundo a otro, ¿por qué no Juliana? Aunque ella todavía debe encontrar la forma de hacerlo. Con respecto a si es mejor o no el mundo descrito en La plaga de la langosta, decir que para Juliana, Childan o Frink cualquier existencia por probabilística que sea le debe parecer mejor que la que tienen.

    ResponderEliminar