martes, 3 de noviembre de 2009

Pigmalión reeducado. Sobre Balzac y la joven costurera china


Balzac y la joven costurera china presenta varios niveles de lectura, todos ricos en detalles e interpretaciones. En un primer plano y quizás por ello en el nivel más intenso, asistimos al triángulo amoroso entre los dos jóvenes (prácticamente todavía adolescentes)y la en un principio "vulgar" (por su falta de educación)hija del sastre. Luo, el más tirado para adelante, oficia de particular Pigmalión con la costurera pero de forma totalmente interesada, porque educándola conseguría hacerla digna de su condición de intelectual hijo de un dentista. Su amigo, el narrador, asiste dejándose llevar por la corriente de los acontecimientos la relación entre ambos, viviendo por medio de Luo lo que a él le hubiese gustado. En cambio él es finalmente el que "limpia" la escena del delito cometido por Luo. La costurera opta después de su aborto por alejarse de ambos, quizás después de que Luo y compañía cumpliesen demasiado a la perfección su labor educadora.
En segundo lugar aparece la situación de China al final de la década de los sesanta. La Revolución Cultural de Mao y su política de reeducación llevan a un pueblo de las montañas a los dos protagonistas. No podemos esperar que Dai Sijie trate con ecuanimidad y objetividad la situación, pues él mismo pasó por un exilio involuntario semejante. No hablamos de pasar un verano trabajando en un pintoresco pueblecito, sino de una situación de la que solamente salía uno entre mil. Y por ser hijo de supuestos enemigos del pueblo, intelectuales dicho con todo el desprecio. ¿De verdad quería Mao diluir a todos aquellos capaces de pensar y poner en tela de juicio su política? Supongo que la medida de la reeducación no se debía solamente a motivos tan débiles, pero quizás a mí se me escapa algo. ¿Una vuelta a las virtudes ancestrales del pueblo chino eminentemente campesino? Pocas virtudes extraen los dos jóvenes del tiempo pasado en el campo, pues en ningún momento sienten deseos de integrarse, de dar la mínima oportunidad al lugar en el que están obligados a vivir. Caso diferente es el de su vecino Cuatroojos, que para salir de allí está dispuesto a ser uno más e incluso a pasar por la prueba de virilidad de beber la sangre del búfalo.
Luego impregnándolo todo está ese gusto por la lectura que los lleva engañar y a robar para conseguir los libros, suponiendo una transgresión, una travesura, una negación de la propia fundamentación de la reeducación. La habilidad para la transmisión oral de historias (ya sea cogidas de libros o de películas norcoreanas) es la mejor cualidad que en principio ellos tienen para destacar en su nuevo mundo rural, para intercambiar por días libres, engatusar jóvenes chinas o entretener a padres de amantes. Luego es la capacidad de Luo para arreglar muelas (como si de una herencia transmitida por su padre se tratse) es la que los saca de uno de los líos. Y en primer lugar fue la capacidad de Luo para inventar historias la que salva el violín. Luo que casi siempre lleva la iniciativa, Luo que se lleva a la chica, Ma (que así se llama el narrador, aunque este nombre lo he sacado de otra novela de Dai Sijie Una noche sin luna en la que también es uno de los protagonistas)el fiel amigo que en ausencia del otro arregla sus problemas.
La marcha de la sastrecilla supone la ruptura con todo. En una pataleta queman los libros y el violín. El fuego purificador. Empieza una nueva era, pero sin la modista.
Dai Sijie quiere mostrar con fueza su ruptura con su etapa china escribiendo en francés y mostrando su admiración por los escritores occidentales (fundamentalmente fraceses, Balzac y Dumas). Pese a todo me parece una obra muy bien escrita, emotiva y también interesante. Puedes entender algunos actos de los protagonistas, pero sin conseguir una identificación plena con ellos. No creo que sea una obra menor dentro la literatura universal, tampoco un clásico que perdurará a través de los siglos (no nos engañemos, eso no es fácil de conseguir), pero sí que la incluiría dentro del 20 % mejor de los últimos treinta años. Desde luego que es mejor que la otra obra de Sijie que he leído: Una noche sin Luna, novela cuyo argumento se diluye dentro de un sinfín de historias que encierran otras historias y cuyo final se me antoja muy flojo.

Javi

3 comentarios:

  1. Hay aspectos de tu comentario sobre los que me gustaría decir algunas cosas. Permíteme que lo haga mañana, es tarde y lamentablemente los días en los que no hay que madrugar son los menos.

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  2. Sin duda la personalidad de Luo parece algo más interesada y menos afectiva que la de su compañero, sin embargo me choca un poco la expresión que utilizas, "hacerla digna de su condición.." Demasiado elitista, demasiado profesor Higgins más que Pigmalión. Posiblemente yo vi lo que quise ver pero me pareció que era una manera excelente de atraer la atención y algo más de una hermosa campesina de ojos oscuros. Por cierto, puede ser una impresión falsa puesto que el narrador es Ma y no Luo, pero si la costurera siente algún tipo de afección amorosa no es precisamente por Luo.

    Coincido contigo cuando haces notar la escasa influencia que ejerce ese mundo primitivo que representa la comuna. Desde luego la reeducación es, para Sijie, un completo fracaso y perfectamente incapaz de crear ese hombre nuevo que pretendía la Revolución Cultural.

    No está mal esa comparación que haces entre la ruptura de Sijie con parte de su cultura y la ruptura de los dos protagonistas de la novela tras la partida de la joven costurera. Me pregunto si el abandono de los libros occidentales y el violín, signos decadentes de una vieja sociedad elitista, supone la entrega a las virtudes de la reeducación maoísta o, simplemente, una desesperación momentánea. Más preocupante es, como dice Manuel, el futuro que le espera a la sastrecilla, futuro alimentado por discutibles lecturas del amigo Balzac.

    Después de comentar vuestras entradas temo que no me queden ya argumentos para hacer una yo mismo. Dejemos que presidan el blog las vuestras que yo estoy ya muy visto.

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  3. Parece ser que todos coincidimos en la escasa importancia del contexto comunista en la novela. En principio, esta situación socio-histórica y el interés que podía despertar en el lector era lo que me hizo leer las primeras páginas con cierto entusiasmo.
    De la misma forma, he de admitir que, alrededor del centenar de páginas, el impulso inicial cesó y leí por inercia y casi por obligación.
    Tras haber observado las interioridades del asesino de La sonata Kreutzer o el barroquizante y contradictorio mundo del Iquitos de Vargas Llosa, la "simplicidad" de la novela de Sijie no me satisfacía especialmente. Salvo por el desenlace,la vuelta de tuerca que proporciona a la narración un punto de anclaje, unos visos de complejidad argumental o interpretativa -o como queráis denominarlo- que le confería de nuevo, ante mis ojos, valores apreciables.
    Por supuesto, nos movemos en el territorio de la subjetividad y de los gustos y pontificar sobre las obras que leemos no deja de ser como mínimo imprudente (Ya alguna vez lo habéis comentado). Sin embargo, nuestra inclinación profesional nos puede, de ahí nuestras calificaciones.
    Javi me pidió una puntuación. Aunque la obra no me ha cautivado ni mucho menos, le pondría un 6. Sobre todo por su "moraleja", por su final.

    Manuel L.

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